La devoción al Cristo del Medinaceli en Cádiz tiene sus raíces en el profundo fervor que un matrimonio gaditano, D. Eladio Campe y Dª. Eloísa Martín, sentía por la venerada imagen de Jesús Cautivo de Madrid. En su hogar, poseían una pintura de este Cristo ante la cual numerosos vecinos y devotos se acercaban para elevar sus plegarias.
La creciente manifestación de fe llevó a D. Eladio y Dª. Eloísa a organizar una solemne misa en honor al Cautivo el 6 de marzo de 1936 en la Iglesia de las Descalzas. Este acto sembró aún más la semilla de la devoción en la ciudad.
Impulsados por este fervor popular, en 1938, el matrimonio encargó al talentoso imaginero gaditano Miguel José Láinez Capote la creación de una talla de Jesús Cautivo. El encargo especificaba que la imagen debía guardar la mayor semejanza posible con la venerada escultura madrileña, representando a Jesús ya coronado de espinas, en el momento de su Pasión.
Inicialmente, la nueva imagen del Cautivo procesionó acompañando a la Cofradía del Santo Entierro, integrándose en su cortejo. Sin embargo, la devoción hacia el Cristo del Medinaceli creció rápidamente, y en 1942 comenzó a realizar su estación de penitencia de forma independiente. Desde entonces, una multitud de fieles acompaña cada año a la imagen por las calles de Cádiz.
La Iglesia Parroquial del Sagrario de la Santa Cruz, se convirtió en la sede canónica de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado (Medinaceli). El impresionante retablo mayor de este templo barroco gaditano alberga la venerada imagen del Cautivo, testigo silencioso de innumerables plegarias y promesas.
Un cambio significativo en la tradición de la hermandad tuvo lugar en 2010. Los hermanos decidieron que, a partir de la Semana Santa de 2011, la salida procesional se trasladaría a la noche del Jueves Santo, en lugar de la tradicional Madrugada del Viernes Santo. Esta modificación buscaba facilitar la participación de un mayor número de fieles en la estación de penitencia.
Hoy en día, la imagen del Cristo del Medinaceli de Cádiz es una de las más queridas y veneradas de la ciudad. Su procesión en la noche del Jueves Santo es un momento culminante de la Semana Santa gaditana, atrayendo a miles de personas que buscan consuelo, esperanza y renovación de su fe ante la imponente figura del Cautivo.
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