¡Hola a todos los amantes de nuestra Semana Santa y del patrimonio ferrolano! Hoy quiero compartir con vosotros una inmersión profunda en la historia de una de nuestras imágenes más veneradas y queridas: el Santísimo Cristo de la Misericordia de la Cofradía de Dolores. Como muchos sabéis, esta imagen es el corazón de nuestra procesión del Jueves Santo, y su historia es tan rica como fascinante.
Un Viaje al Pasado: La Imagen Primitiva de Baldomero Baño (1868)
Nuestra historia comienza en 1868, cuando el talentoso imaginero ferrolano Baldomero Baño dio vida a la primera talla del Cristo de la Misericordia. ¡Imaginaros la expectación en aquel entonces!.
He tenido la oportunidad de estudiar su descripción, y realmente era una obra maestra: esculpida en madera de caoba, destacaba por su asombroso realismo anatómico. Desde el virtuosismo del cabello hasta la elegancia del tórax, pasando por ese detalle tan impactante de las venas recorriendo piernas y pies, era una imagen que te invitaba a la contemplación más profunda.
No es de extrañar que el historiador Pedro Javier González Rodríguez la catalogara como «uno de los mejores crucificados de la ciudad». Esta imagen no solo fue el centro de devoción en el altar del evangelio de nuestra querida Iglesia de Dolores, sino que también marcó un hito en nuestra Semana Santa al procesionar por primera vez en 1946. Fue la visión de un grupo de seglares servitas en 1945 lo que impulsó la fundación de la cofradía, ¡todo por dar culto a esta impresionante obra! Lamentablemente, y debido al paso del tiempo y a su natural deterioro, su última salida procesional fue en 1998, dejándonos el testigo de una nueva era.
El Presente y el Futuro: La Imagen Procesional de José Romero Benítez (1999)
Tras la retirada de la primitiva imagen, nuestra Cofradía de Dolores afrontó el reto de dotarse de un nuevo Cristo de la Misericordia que mantuviera la esencia y la devoción. Y así, en 1999, llegó a Ferrol la magnífica talla que hoy en día procesiona cada Jueves Santo: una obra del imaginero antequerano José Romero Benítez.
Esta imagen, tallada en madera de cedro policromado, es sencillamente conmovedora. Romero Benítez, con su maestría, nos presenta a un Cristo vivo, en ese instante crucial en el que eleva su mirada al cielo para pedir perdón: "Padre, misericordia". Hay detalles en esta talla que la hacen única y profundamente emotiva: esos ojos policromados que no son de vidrio, pero que transmiten una mirada tan real, y por supuesto, esa solitaria lágrima que surca su mejilla izquierda. Es un detalle que, sinceramente, a mí me llega al alma y que la diferencia de muchas otras imágenes cristíferas.
Además, observamos una corona de espinas superpuesta (y no tallada, como a veces se ve) y un paño de pureza con ese dinamismo barroquizante que tanto nos gusta, ocultando lo justo para mantener la solemnidad. Aunque Romero Benítez no quiso hacer una copia exacta de la talla de Baldomero Baño, es evidente que la cofradía supo guiar el encargo para que la nueva imagen continuara con la profunda iconografía y el sentimiento de la anterior.
0 Comentarios