Hoy me toca compartir una noticia que, para muchos en Ferrol, será tan emotiva como significativa: la comunidad religiosa de las Hijas de Cristo Rey se despide de nuestra ciudad. Después de más de cien años de una presencia que ha sido, como bien describe Sergio Bertila, jefe de estudios del Colegio Cristo Rey, de "entrega generosa, presencia cercana y profunda labor educativa y pastoral", sus pasos se dirigen hacia otros destinos.
La congregación nos comunicó recientemente esta decisión, confirmando la supresión de la comunidad religiosa en Ferrol. La superiora general, M. Patricia Suárez Calderón, en su carta, expresó un profundo agradecimiento por el camino compartido y, lo más importante, la esperanza de que el carisma de Cristo Rey siga vivo en el colegio. Y esa es, sin duda, la parte que nos reconforta.
Afortunadamente, no es un adiós total. Aunque la comunidad como tal se marche, me alegra saber que dos hermanas permanecerán con nosotros, ligadas al Colegio Cristo Rey y a la Fundación Educativa José Gras (FEJG). Esto asegura que la valiosa labor educativa del centro continúe con total normalidad, manteniendo viva esa esencia que tanto valoramos.
Como ferrolanos y parte de esta comunidad, creo que es vital que les mostremos nuestro agradecimiento. Por eso, me gustaría invitarles a la misa de acción de gracias que se celebrará este viernes, 20 de junio, a las 11:00 horas en la concatedral de San Julián. Será un acto abierto a todos, y desde el colegio han hecho un llamamiento especial a otras comunidades religiosas, antiguos alumnos, exprofesores, familias y amigos del colegio. Creo que es una oportunidad preciosa para decirles, en persona, gracias por todo lo que han hecho por Ferrol.
Este adiós marca el fin de una era para nuestra ciudad, pero también es un momento para celebrar el inmenso impacto que las Hijas de Cristo Rey han tenido en tantas vidas y en la educación de nuestros jóvenes. Su legado, estoy convencido, perdurará mucho tiempo en Ferrol.
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